Camila Sosa en UDP: “Hay un tipo de imposición de la música, del lenguaje, en el que las travestis no participamos, ni los pobres, entonces un poco hay que ensuciar eso que parece tan esterilizado”
La escritora argentina, que participó en la más reciente Cátedra en Homenaje a Roberto Bolaño, abordó su obra literaria y ahondó en su visión personal sobre la escritura, el mundo travesti y el feminismo, sobre el que manifestó que “me parece que no es un antro que se haya sabido mantener limpio, plural, que se haya sabido ocupar de las cosas que realmente importan”.
11 / 07 / 2023
Con una copa de vino blanco en la mano y en un estudio de televisión con luz tenue y repleto de fanaticada, la escritora argentina Camila Sosa Villada (41) desplegó toda la soltura, espontaneidad y agudeza que la caracteriza. La más reciente Cátedra en homenaje a Roberto Bolaño, organizada por la Facultad de Comunicación y Letras de la Universidad Diego Portales, la tuvo a ella de protagonista, en conversación con el también escritor y periodista Óscar Contardo, quien se declara admirador de su obra, al igual que el resto de las personas presentes.
La invitada cuenta con una larga y multifacética trayectoria, como actriz y escritora. Es autora del libro de poemas “La novia de Sandro” (2015-2020), el ensayo “El viaje inútil” (2018) y las novelas “Tesis sobre una domesticación” (2019) y “Las malas” (2019). Esta última obtuvo los premios internacionales Sor Juan Inés de la Cruz (2020), Finestres de Narrativa (2020) y el Grand Prix 2021 de l’Héroïne Madame Figaro. Fue considerada una de las mejores novelas publicadas en 2020 y ha sido traducida a más de diez idiomas.
Las Malas fue uno de los temas principales de la cátedra, pues su visita a Chile fue también para hacer la presentación oficial de la obra en el país. Sobre parte de lo que inspiró el libro, la autora contó que “yo tenía un dúo, hacía canciones con un guitarrista, un niño rico, muy guapo, muy buen músico, y de un día para otro empezó a decirme que yo era mala. Después cruzó el océano y nunca me explicó qué significaba eso. Yo ya estaba escribiendo Las Malas y me pareció algo muy familiar el ser mala: mala vecina, mal vestida, mal hablada, mal cogida, mal aprendida, mal educada. Todas las cosas que parecían que estaban mal las puse en el libro y después resultó que todos esos personajes eran entrañables”.
Al hablar de esta obra, que narra desde dentro la vida de una comunidad de travestis en Córdoba, Argentina, Sosa aclara que no escribe desde el activismo. “Nunca voy a decir una barbaridad como voy a vengar a las travestis o escribo para las travestis, como he escuchado decir por ahí. Me parece que soy un poco más elemental y que escribo para mi papá y mi mamá. Sigue teniendo muchísima importancia nuestra relación, aunque ellos no sepan que están en esa relación, que es puramente literaria. Son como una fuente de alimentación, de nutrición para mi imaginación, para mi narrativa”.
En esa línea admite que tampoco le acomodó que consideraran su relato como un libro feminista. “Yo estaba totalmente en contra, si eran travestis que eran todo lo contrario de ser una feminista: mantenían a sus maridos, estaban ocupadas por verse bonitas, eran travestis que se traicionaban las unas a las otras. No entiendo cómo puede llegar a ser feminista algo así. Y después vi cómo las feministas, de alguna manera, empezaron a aprovecharse un poco de eso, a sacarse fotos con nosotras, a decir ‘qué genias las travestis, porque no sé qué’, y me parece que no es un antro que se haya sabido mantener limpio, que se haya sabido mantener plural, que se haya sabido ocupar de las cosas que realmente importan. Como si después de la ley de interrupción voluntaria del embarazo no hubieran tenido nada más por hacer y yo me quise ir de ahí”, expresó.
Otra etiqueta que quiso sacarse, en principio, fue la de que sus relatos eran autobiográficos. Con el tiempo, sin embargo, ha bajado la guardia con esto último y comenta que incluso que su próximo libro “Tesis sobre una domesticación”, tiene datos muy personales, a pesar de que la protagonista no es ella. “Me di cuenta que ya no me importaba”, asegura. Lo que sí sigue defendiendo es el lenguaje, los modismos que ocupa en sus historias, que también forman parte de la suya propia. “Supongo que, a pesar de que ya soy una mina grande, sigo andando a gatas cuando escribo, me quiero poner de pie sola y me da la sensación de que hay un tipo de imposición de la música, del lenguaje, de la gramática del lenguaje y de lo que provoca, en el que las travestis no participamos, en el que los pobres no participan, en el que los vendedores ambulantes no participan, en el que las prostitutas no participan y no puedo negar que vengo de ahí. Entonces un poco hay que ensuciar eso que parece tan higiénico, tan esterilizado”, explica.
Puedes revisar el registro audiovisual completo de la actividad a continuación: